miércoles, 27 de marzo de 2013

Dificultades de Aprendizaje III

Tema 3. Autismo y Trastornos Generalizados del Desarrollo.


Los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) se caracterizan por una perturbación grave y generalizada de varias áreas del desarrollo:

→ Habilidades para la interacción social.
→ Habilidades para la comunicación (expresión y comunicación del lenguaje).
→ Falta de flexibilidad mental.
→ Presencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipadas.

Estas alteraciones son impropias del nivel de desarrollo o la edad mental del sujeto. Los trastornos generalizados del desarrollo suelen ponerse en manifiesto durante una edad muy temprana (antes de los tres años), y acostumbran a asociarse algún grado de retraso mental, pero a diferencia

Dentro del TGD encontramos:

● Trastorno de Autismo
● Trastorno de Asperger
● Trastorno desintegrativo infantil
● Trastorno de Rett
● Trastorno de Tourette
● Otros trastornos del espectro autista:
→ Baja o escasa inteligencia social y/o emocional
→ Bajo nivel comunicativo
→ Mayor-menor afectación
→ Variaciones del desarrollo evolutivo
→ Las alteraciones de conducta

Actualmente está ampliamente aceptado que los trastornos incluidos dentro los trastornos generalizados del desarrollo son neuropsuiátricos, que, presentando una amplia variedad de expresiones clínicas, son el resultado de disfunciones multifactoriales del sistema nervioso central. Este amplio espectro de manifestaciones clínicas, con causas orgánicas diferentes, se caracteriza por la afección nuclear de determinadas funciones fisiológicas y neuro-spciológicas.

Se considera un trastorno poco frecuente y con una prevalencia de 2 por 10.000, cuando se utilizan criterios estrictos y que se eleva a 2-5 casos entre 10.000 cuando se utilizan criterios del DSM-IV. La población masculina en comparación a la femenina está sobre-presentada en una proporción de 4 de 1. Pero cuando es una niña la afecta el trastorno es más severo. No hay diferencias de distribución por clases socioeconómicas ni geográficas.

Trastorno de Autismo:

El autismo es un trastorno biológico complejo del desarrollo que en general dura toda la vida. El  autismo es el resultado de un déficit cognitivo básico que está asociado con funciones de la comunicación.

Se caracteriza por la presencia de un desarrollo muy anormal o deficiente de la interacción y comunicación sociales. Puede observarse una notable afectación de los comportamientos no verbales (contacto ocular, expresión facial, posturas y gestos corporales). También se muestra desinterés para establecer relaciones con otros niños de su edad o se carece de la comprensión necesaria para cumplir con las convenciones sociales.

Los niños autistas parecen tener dificultad para extraer el significado de las situaciones y los sucesos, especialmente las de tipo social, y en representar esta información de una manera útil para referencias en el futuro.

Es autista aquella persona para la cual las otras personas resultan opacas e impredecibles; aquella persona que vive como ausente (mentalmente ausente) a las personas; se siente incompetente para predecir, regular y controlar su conducta por medio de la comunicación.

Es un trastorno del desarrollo que se manifiesta en el área de la conducta y la comunicación.

Criterios de diagnostico del Trastorno Autista:

A. Existe un total de seis (o más) ítems de tipo 1, 2 y 3, con por lo menos dos de tipo 1, y uno de tipo 2 y de tipo 3:

1. Alteración cualitativa de la interacción social, manifestada al menos por dos de las siguientes características:
● Importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales, como son contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la interacción social.
● Incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros adecuados al nivel de desarrollo.
● Ausencia de la tendencia espontánea para compartir con otras personas disfrutes, intereses y objetivos (p. ej., no mostrar, traer o señalar objetos de interés).
● Falta de reciprocidad social o emocional.

2. Alteración cualitativa de la comunicación manifestada al menos por dos de las siguientes características:
● Retraso o ausencia total del desarrollo del lenguaje oral (no acompañado de intentos para compensarlo mediante modos alternativos de comunicación, tales como gestos o mímica).
● En sujetos con un habla adecuada, alteración importante de la capacidad para iniciar o mantener una conversación con otros.
● Utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje o lenguaje idiosincrásico.
● Ausencia de juego realista espontáneo, variado, o de juego imitativo social propio del nivel de desarrollo.

3. Patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidas, repetitivas y estereotipadas, manifestados por lo menos mediante una de las siguientes características:
● Preocupación absorbente por uno o más patrones estereotipados y restrictivos de interés que resulta anormal, sea en su intensidad, sea en su objetivo.
● Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales.
● Manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar las manos o dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo).
● Preocupación persistente por partes de objetos.

B. Retraso o funcionamiento anormal en por lo menos una de las siguientes áreas, que aparece antes de los 3 años de edad: 1 interacción social, 2 lenguaje utilizado en la comunicación social o 3 juego simbólico o imaginativo.

C. El trastorno no se explica mejor por la presencia de un trastorno de Rett o de un trastorno desintegrativo infantil.

Características principales del niño autista:

Alteraciones de la conducta social. El fracaso en el desarrollo de vínculos sociales normales es uno de los más profundos trastornos que muestran los niños autistas. No se producen las conductas de vinculación, los padres los perciben rígidos o muy flácidos en sus brazos, no establecen contacto ocular, prefieren estar solos y rara vez solicitan ayuda o consuelo en los demás. Evitan la interacción social, y si lo hacen es de forma anómala, estereotipada, carente de estimulación o buscando autoestimulación. Las pocas relaciones que establecen carecen de componente afectivo modulado.

Perturbación en la comunicación. Para muchos autores el déficit de comunicación es el aspecto central de los niños autistas. Aproximadamente la mitad de los casos no desarrollan nunca un lenguaje comunicativo, y aquellos que lo hacen muestran anomalías. Hay ecolalias frecuentemente, hay inversión y/o omisión de los pronombres, fallos semánticos y sintácticos, y carencia o anomalías en la entonación y cadencia del habla. En definitiva, el lenguaje no tiene una función comunicativa y raramente adquieren habilidades de conversación.

Retraso cognitivo. El 60% de los autistas tienen un CI menor de 50, un 20% entre 50 y 70 y sólo un 20% tienen un CI superior a 70. Una de las principales dificultades que tienen se refiere a no aprovechar sus experiencias y utilizar las anteriores para comprender la situación actual y prever futuras experiencias. Puntúan mejor en escalas visuoespaciales, de memoria inmediata y pruebas manipulativas y muestran déficits en el pensamiento abstracto y en las secuencias de integración y procesamiento de la relación, que sugieren un deterioro de las funciones relacionadas con el lenguaje. Los niños con CI más bajo tienen más riesgo de presentar crisis epilépticas durante la adolescencia. Los que tienen CI más alto pueden presentar habilidades inusuales en alguna área: dibujo, aritmética, cálculo o música, y en ocasiones una temprana habilidad para la lectura (hiperlexia), memorización o recitación pero sin comprensión del texto.

Pequeñas anomalías motoras. El niño autista consigue los logros motrices principales casi a la misma edad que el niño normal, aunque puede existir un ligero retraso. Sin embargo, determinados aspectos de la conducta motriz son anormales, tienden a repetir un determinado movimiento una y otra vez. Algunos permanecen durante horas balanceándose o poniendo en posiciones extrañas los dedos de las manos, o fascinados ante estímulos del medio aparentemente nimios.

Conductas ritualizadas. Desde muy pronto, el niño puede manifestar una gran resistencia a los cambios ambientales o la las modificaciones (por leves que sean) de sus rutinas habituales   reaccionando a ellas con rabietas intensas y oponiéndose con terco negativismo a cualquier clase de cambio. Tienen necesidad de mantener "una invariabilidad en el entorno" y se resisten a los cambios. El juego es ritualizado y carente de imaginación. Frecuentemente, parecen quedar fascinados por los diseños regulares de los objetos. Coleccionaran  y ordenaran los objetos que encuentren de manera extremadamente sistemática y repetitiva. Pueden mostrar un inusual interés por algunos objetos que coleccionan de forma obsesiva, sufriendo crisis de angustia si se pierden o se les retira. Parecen ser incapaces de planificar y organizar sus conductas.

Percepción irregular. Pueden ser extremadamente sensibles a estímulos auditivos o táctiles. En otras ocasiones, parecen ser sordos ante ruidos extensos pero se extasían cuando cruje un papel de caramelo o suena una cierta melodía, o bien, se producen sonidos junto al oído. Por otro lado, parecen no ser conscientes de sucesos que resultarían bastantes aterradores para un niño normal. Ésta  atención selectiva que presta el niño autista a su ambiente ha sido confirmada experimentalmente. El niño parece estar "solo" aún cuando le rodeen otras personas, desconcertando al observador  éstas alteraciones ya que presenta una apariencia sana y normal, así como una frecuentemente expresión inteligente y pensativa.

Conductas de utoestimulación. Comportamiento tipificado que no parece servir para ninguna otra función que la gratificación sensorial como balanceos, mover el pié, retorcerse el cabello, giros, frotamientos de manos, etc. También sería utilizar objetos para suministrar entradas sensoriales como retorcer una cuerda entre los dedos, hacer girar objetos, hacer botar algo o producir sonido con él. Estas conductas autoestimulatorias ocurren en situaciones aburridas o estresantes.  La diferencia es que en el niño autismo son tan intensas que interfieren en la atención y se alimentan de sí mismas, aislándolo más en su propio mundo y dificultando el aprendizaje.

Conductas de autolisis. Menos comunes, en ocasiones, aparecen autoagresiones como morderse, golpearse la cabeza, arrancarse el cabello o golpeándose contra los muebles o el suelo con las manos o los puños, sobre todo cuando está más excitado o frustrados.

Alteraciones del humor. Son habituales las repuestas afectivas inestables o inadecuadas, con afecto aplanado, tendencia progresiva a evitar o ignorar a las personas, cambios bruscos de humor, rabietas, agresividad descontrolada, sensación de miedo intento y anormal ante objetos cotidianos y/o a  personas y lugares extraños, conductas de pánico sin causa aparente,  o ausencia total de temor ante situaciones potencialmente peligrosas.

Falta de conductas de autocuidado: Son encopresis (defecación involuntaria) y enuresis (micciones incontroladas), alteraciones importantes del sueño y la alimentación e incapacidad de adquirir habilidades de cuidado de la salud y la modificación de conductas hacia estilos de vida saludables.

Anomalías físicas. Entre los 2 y 7 años pueden presentar un retraso de crecimiento. Frecuentemente tienen problemas de lateralidad y son ambidextros hasta edades avanzadas. Son propensos a infecciones respiratorias altas.

En general, la detección temprana, la escolarización adecuada, la sesiones individualizadas del tratamiento y la ayuda psicológica contribuyen a que la evolución sea positiva (aunque muy frecuentemente lenta) entre los tres años y la adolescencia. El grado de evolución es muy variable: depende de la inteligencia del niño y la gravedad de sus síntomas, de sus posibilidades de desarrollo simbólico y lingüístico, del grado de asimilación familiar, de la calidad de los servicios educativos y terapéuticos. Sin embargo, si  pueden establecerse unas pautas bastantes generales: como resultado de la intervención, suele disminuir la excitación del niño, aumentar la consistencia de su comportamiento con respecto a estímulos del medio, y disminuir las alteraciones de conducta (rabietas, estereotipas, autoagresiones). Casi todos los niños desarrollan, en mayor o menor grado, pautas de autonomía. Los más capaces, formas simbólicas y lingüísticas funcionales, algunos de los menos inteligentes, patrones de comunicación simple mediante gestos, palabras sueltas y/o pictogramas.

El desarrollo del niño autista:

El cuadro clínico no es estable y varía en función de las etapas del desarrollo.

Edad preescolar: marcada disminución de intereses y actividades que implican contacto social, grave defecto de la comunicación y el retraso cognitivo.

Edad escolar: comienzan a ser más manifiestas las conductas de autoestimulación y estererotipias, planteando problemas de difícil manejo. Pueden desarrollar algún acercamiento a las figuras parentales y del entorno social, aunque de poca calidad.

Adolescencia: un subgrupo de pacientes presenta un marcado deterioro y regresión de los logros alcanzados.

Adultos: aquellos con CI más alto y menores déficit conductuales y sociales adquieren un nivel aceptable de adaptación y autonomía personal, desarrollando una actividad laboral u ocupacional. Otros más afectados o con un grado de inteligencia menor, deben permanecer en medios protegidos o semiprotegidos (familiares o institucionales).

Trastorno de Asperger

El trastorno de Asperger es un trastorno generalizado del desarrollo caracterizado por un déficit cualitativo en la interacción social, con restricción de intereses y actividades que adquieren un carácter estereotipado semejante al del autismo, pero sin los déficits cognitivos propios de éste, ni retrasos en el desarrollo del lenguaje, sin bien éste posee características peculiares (alteración de la comunicación verbal y no verbal).

El retraso motor o torpeza motora pueden observarse en la etapa preescolar. Las alteraciones de la interacción social se manifiestan durante la vida escolar, donde también pueden aparecer los intereses peculiares. En la vida adulta, pueden experimentar falta de empatía y de la modulación de la interacción social. Aparentemente, sigue un curso continuo, y en la mayoría de los casos, se prolonga durante toda la vida.

El pronóstico se considera, en general, mejor que el autista, aunque en la adolescencia puedan presentar trastornos afectivos, trastornos de ansiedad, síntomas psicóticos o conducta antisocial, el síndrome de Asperger está vinculado a un mejor nivel intelectual e interacciones sociales más adaptativas.

Aunque la edad de aparición y detección más frecuente se sitúa en la infancia temprana, muchas de las características del trastorno se hacen notorias en fases más tardías del desarrollo, cuando las habilidades de contacto social comienzan a desempeñar un papel más central en la vida de la persona.

No existe tratamiento curativo. Se recomiendan las mimas técnicas terapéuticas que en el caso del autismo.

Criterios de diagnostico del Trastorno de Asperger:

A. Alteración cualitativa de la interacción social, manifestada al menos por dos de las siguientes características:
→ Importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales como contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la interacción social.
→ Incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros apropiadas al nivel de desarrollo del sujeto.
→ Ausencia de la tendencia espontánea a compartir disfrutes, intereses y objetivos con otras personas (p. ej., no mostrar, traer o enseñar a otras personas objetos de interés).
→ Ausencia de reciprocidad social o emocional.

B. Patrones de comportamiento, intereses y actividades restrictivas, repetitivas y estereotipadas, manifestados al menos por una de las siguientes características:
→ Preocupación absorbente por uno o más patrones de interés estereotipados y restrictivos que son anormales, sea por su intensidad, sea por su objetivo.
→ Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales.
→ Manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar manos o dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo).
→ Preocupación persistente por partes de objetos.

C. El trastorno causa un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, laboral y otras áreas importantes de la actividad del individuo.

D. No hay retraso general del lenguaje clínicamente significativo (p. ej., a los 2 años de edad utiliza palabras sencillas, a los 3 años de edad utiliza frases comunicativas).

E. No hay retraso clínicamente significativo del desarrollo cognoscitivo ni del desarrollo de habilidades de autoayuda propias de la edad, comportamiento adaptativo (distinto de la interacción social) y curiosidad acerca del ambiente durante la infancia.

F. No cumple los criterios de otro trastorno generalizado del desarrollo ni de esquizofrenia.

Características principales del niño con Síndrome de Asperger:

El síndrome de Asperger se manifiesta de diferente forma en cada individuo pero todos tienen en común las dificultades para la interacción social, alteraciones de los patrones de comunicación verbal y no-verbal, intereses restringidos, inflexibilidad cognitiva y comportamental, dificultades para la abstracción de conceptos, coherencia central débil en beneficio del procesamiento de los detalles, interpretación literal del lenguaje, dificultades en las funciones ejecutivas y de planificación, la interpretación de los sentimientos y emociones ajenos y propios. Cualquier desarrollo de un interés, a diferencia del resto de la población, se disfruta exclusivamente en soledad.

●  Interacción social y afectividad:
→ Egocentrismo inusual, con muy poca preocupación por los demás y falta la conciencia del punto de vista de los otros.
→ Falta de empatía y poca sensibilidad hacia los demás.
→ No sabe demostrar cuándo le interesa una persona.
→ Relaciones sociales muy limitadas, en los niños o adolescentes torpe interacción con sus compañeros.
→ Ingenuidad.
●  Intereses restringidos y repetitivos:
→ Intereses e inquietudes muy acotados o circunscriptos que persigue obsesivamente pero en soledad, como por ejemplo, la recolección de datos o cifras obsesivamente sin ningún valor práctico o social.
→ El individuo con SA se convierte en un excéntrico cuya vida se caracteriza por una rutina rígida, sistemática y cuyo mundo se podría reducir, por ejemplo, a los horarios de los trenes o la colección de sellos.
●  Lenguaje y discurso:
→ Lenguaje formal, pomposo o pedante, con dificultades para captar un significado que no sea literal.
→ Problemas de comunicación con los demás, poca preocupación por la respuesta del otro,
→ Falta de comunicación no verbal, impasividad, evitar mirar a los ojos del interlocutor.
→ Hablar con una voz extraña, monótona o de volumen no usual.
→ Falta de conocimiento de los límites y de las normas sociales.
●  Actos ritualizados:
→ Rutinas y rituales muy poco usuales que no soportan el menor cambio pues esto genera inmediatamente una ansiedad insoportable.

 Trastorno de Rett

El trastorno de Rett o también conocido el Síndrome de Rett, es un trastorno neurológico progresivo dentro de los trastornos generalizados del desarrollo, que se presenta en mujeres y que se asemeja al trastorno autista, pero sólo tras un período de funcionamiento normal después del nacimiento. La enfermedad no es evidente en el momento del nacimiento, se manifiesta generalmente durante el segundo año de vida con la aparición gradual de múltiples déficits específicos.

El trastorno se desdobla en estadios: una breve normalidad, una pérdida de funciones, una meseta y después un serio declive motor (Hales y Yudofsky, 2000). Después de un período de seis a dieciocho meses de desarrollo normal, surgen pérdidas de capacidades sociales, de lenguaje, neurológicas, y motoras que se inician a los dos años y son bastante evidentes a los cuatro años. Puede observarse retraso grave en la adquisición del lenguaje y de la coordinación motriz, así como retraso mental grave o severo.

La pérdida de las capacidades es por lo general persistente y progresiva. Sólo se conoce en niñas, y en todos los casos antes de los 4 años. Afecta aproximadamente a 1 niña de cada 10.000 nacidas vivas.

Criterios de diagnostico del Trastorno Rett:

Las niñas con el Trastorno de Rett presentan en el primer año de vida un desarrollo prenatal y perinatal aparentemente normal, así como un desarrollo psicomotor aparentemente normal durante los primeros 5 meses después del nacimiento. La circunferencia craneal es normal en el nacimiento. Sin embargo, después del período de desarrollo normal manifiestas las características siguientes:

● Desaceleración del crecimiento craneal entre los 5 y 48 meses de edad.
● Pérdida de habilidades manuales intencionales previamente adquiridas entre los 5 y 30 meses de edad, con el subsiguiente desarrollo de movimientos manuales estereotipados (p. ej., escribir o lavarse las manos).
● Pérdida de implicación social en el inicio del trastorno (aunque con frecuencia la interacción social se desarrolla posteriormente).
● Mala coordinación de la marcha o de los movimientos del tronco.
● Desarrollo del lenguaje expresivo y receptivo gravemente afectado, con retraso psicomotor grave.

El Trastorno de Rett es progresivo. En las niñas que llegan a la edad adulta el nivel cognitivo y social es equivalente al que aparece en el primer año de vida. Frecuentemente, se encuentran limitadas en una silla de ruedas y con grandes restricciones motoras. El índice de supervivencia es muy disminuido.

Sólo parece útil el tratamiento sintomático. La fisioterapia es beneficiosa en las disfunciones musculares. Es necesario un tratamiento anticomicial con carbamacepina. La terapia conductual puede funcionar en los casos de conductas autolesivas.

Trastorno desintegrativo infantil

Es un trastorno del desarrollo en el que hay un deterioro que se produce en el curso de varios meses en la esfera intelectual, social y de la función verbal, a la edad de tres y cuatro años, con un desarrollo previo normal, instaurándose finalmente un cuadro clínico similar al observado en el trastorno autista.

El comienzo de la sintomatología suele ser insidioso, durante varios meses, pero puede aparecer también de forma muy brusca, en días o semanas en los primeros momentos, el niño puede manifestar hiperactividad o ansiedad ante la pérdida de funciones. Se incluyen pérdida de las conductas de comunicación, en las habilidades de autocuidado, con pérdida de control de esfínteres vesicales y abales, movimientos estereotipados y crisis epilépticas. Son frecuentes los síntomas afectivos, sobre todo, los de ansiedad.

La causa es desconocida, pero se ha asociado a diferentes alteraciones neurológicas como encefalitis, epilepsia, esclerosis tuberosa y varios trastornos metabólicos, en la mayoría de los casos no se objetivan alteraciones cerebrales orgánicas.

A pesar de que en algunos casos de niños con trastorno desintegrativo infantil se han descrito una recuperación de las habilidades pérdidas, en general se considera un trastorno de mal pronóstico que tiende a un retraso mental profundo.

Criterios de diagnostico del Trastorno desintegrativo infantil:

A. Desarrollo aparentemente normal durante por lo menos los primeros 2 años posteriores al nacimiento, manifestado por la presencia de comunicación verbal y no verbal, relaciones sociales, juego y comportamiento adaptativo apropiados a la edad del sujeto.

B. Pérdida clínicamente significativa de habilidades previamente adquiridas (antes de los 10 años de edad) en por lo menos dos de las siguientes áreas:
Lenguaje expresivo o receptivo.
→ Habilidades sociales o comportamiento adaptativo.
→ Control intestinal o vesical.
→ Juego.
→ Habilidades motoras.


C. Anormalidades en por lo menos dos de las siguientes áreas:
→ Alteración cualitativa de la interacción social (p. ej., alteración de comportamientos no verbales, incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros, ausencia de reciprocidad social o emocional)
→ Alteraciones cualitativas de la comunicación (p. ej., retraso o ausencia de lenguaje hablado, incapacidad para iniciar o sostener una conversación, utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje, ausencia de juego realista variado)
→ Patrones de comportamiento, intereses y actividades restrictivas, repetitivas y estereotipadas, en los que se incluyen estereotipias motoras y manierismos
→ El trastorno no se explica mejor por la presencia de otro trastorno generalizado del desarrollo o de esquizofrenia.

Trastorno generalizado del desarrollo no especificado

Los trastornos generalizados del desarrollo no especificado a la categoría que incluye los casos en que hay alteración grave y generalizada del desarrollo de la interacción social o de las habilidades de comunicación no verbal, o cuando hay comportamientos, intereses y actividades estereotipadas, pero no se cumplen los criterios de un trastorno generalizado del desarrollo específico, esquizofrenia o trastorno de la personalidad por evitación. Esta categoría incluye el Espectro autista o el Autismo atípico, que son los casos en los que no se cumplen los criterios diagnosticados del autismo, pero sí presenta ciertas combinaciones de los rasgos autistas.

Tienen mejor pronóstico que los trastornos autistas, pero los problemas sociales, comunicativos o de adaptación y de comportamiento pueden aumentar con los años. De todos modos, las alteraciones son menos severas que en el autismo.

Señales de Alarma. Detección Temprana de los TGD.

Existen indicadores de riesgo fácilmente reconocibles alrededor de los 18 meses del niño para detectar un Trastorno del Autismo. Es importante que estos indicadores formen parte del conocimiento del personal sanitario, educativo y de la sociedad en general. Una detección temprana de un niño con riesgo de TGD, dará paso a un diagnóstico más concreto y a una intervención adecuada en los primeros años, lo que mejora significativamente el pronóstico.

Señales de alarma en niños menores de dos años:

● Áreas de comunicación y socialización:
→ Casi nunca atiende cuando se le llama. A veces parece sordo. 
→ No señala para mostrar o compartir su interés. 
→ No ha desarrollado lenguaje oral, o lo ha perdido. 
→ Si tiene lenguaje, pero lo usa de manera peculiar, o es muy repetitivo. 
→ Se ríe o llora sin motivo aparente. 
→ No reacciona casi nunca ante nada de lo que ocurre a su alrededor. 
→ Parece no interesarse por lo demás. 
→ Apenas mira a la cara sonriendo a la vez. 
→ Generalmente no se relaciona con los otros niños, no les imita. 
→ No suele mirar donde se le señala.
● Áreas de juego y exploración del entorno:
→ Es muy sensible a ciertas texturas, sonidos, olores o sabores. 
→ Tiene movimientos extraños, repetitivos. 
→ Presenta rabietas o resistencia ante cambios ambientales. 
→ Tiene apego inusual a algunos objetos o a estímulos concretos. 
→ Usa objetos de manera peculiar (girarlos, tirarlos, alinearlos...) 
→ Apenas realiza juego social, simbólico o imaginativo ("hacer como si"...) 
→ Sus juegos suelen ser repetitivos. 

Intervención de los TGD. Las intervenciones educativas

El objetivo de las intervenciones educativas es conseguir la adquisición de factores sociales, comunicativos y cognitivos básicos. Los tratamientos conductuales y la educación especial pueden facilitar el aprendizaje del niño.

Como son niños con dificultades comunicativas y para mantener la atención, el contexto y localización para llevar a cabo las sesiones educativas son muy importantes; debe ser un lugar pequeño, estructurado y normativo, ya que las clases demasiado estimulantes les resultan dificultosas. Hay que programar sesiones educativas para el año completo, puesto que las interrupciones en periodo de vacaciones rompen la rutina de estos niños. Hay que intentar aumentar el nivel de independencia y autonomía para su vida futura.

Necesidades Educativas Especiales

● Enseñanza explicita de las funciones de humanización.
● Funciones de relación con el propio cuerpo y el mundo físico y social: lavarse el pelo, controlar el esfínter, alimentarse cuando tenga hambre y detenerse cuando esté saciado...
●  Funciones cognitivas que permitan al niño acceder al mundo de las mentes, a las funciones de humanización:
→ Comunicación.
→ Capacidad para leer rostros.
→Juego e imaginación.
→Flexibilidad y adaptación a los cambios.
●  Enseñanza estructurada y actividades personalizadas.
●  Cuidadosa evaluación individual del alumno.

Plan de actuación: ¿Cuánta atención individual requiere? ¿Cuáles de sus conductas TGD son incompatibles con el aprendizaje o perturban a otros? ¿Qué destrezas le permitirán funcionar mejor? ¿Qué métodos le permitirán adquirir mejor estas nuevas destrezas?

Objetivos educativos

● Habilidades sociales:
→ La imitación.
→ La capacidad de tener iniciativa.
→ Espontaneidad social.
→ Juego paralelo.
→ Juego interactivo.
● Comunicación verbal expresiva y receptiva:
→ Las habilidades no verbales de la comunicación.
→ Las dobles intenciones, metáforas y paralelismos.
● Un sistema de comunicación simbólico funcional
● Incremento de la participación y en la flexibilidad tanto en las tareas como en el juego.
● Habilidades cognitivas incluyendo el juego simbólico.
● Modificación de conductas problemáticas.
● Habilidades para organizarse de una manera independiente.
● Desarrollo de los puntos fuertes:
→ Capacidades visioespaciales
→ Motricidad gruesa y fina.
→ Memoria mecánica.

Adaptación del entorno a sus peculiaridades.

El entorno presenta:

● Presencia de estímulos sensoriales excesivos, sobre todo sonoros.
● Bajo nivel de estructuración espaciotemporal, del lugar físico y de las actividades.
● Uso de las instrucciones verbales en la comunicación profesor-alumno.

Paginas de interés:
TEA: Todo sobre el Espectro Autista y el Autismo
Los trastornos generales del desarrollo. Una aproximación desde la práctica. Volumen 1

Los trastornos generales del desarrollo. Una aproximación desde la práctica. Volumen 2
Guía para la atención educativa a los alumnos y alumnas con trastornos del espectro autista
Aula de Autismo: Libros, artículos y documentos